Has de vivir un día a la
vez y solo ese día no arrastrarás las penas del día anterior y evitarás pensar
en el duelo que te resta por vivir; ha
de ser un día y nada más.
Aprenderás cada mañana a
vivir sin ella, aunque pareciera que cada noche lo olvidas y al amanecer tendrás
que empezar de cero la difícil tarea de saberla ausente.
Encontrarás cada día un
motivo para levantarte y vivir esa vida que a ti aún te resta, esa vida que hoy
parece carrera obligada para alcanzar a quien se te adelantó. Y en algún
momento, ese recuerdo que hoy te paraliza, te moverá a seguir con ímpetu el
camino.
Beberás como elixir los
pedacitos de alma remojados en lágrimas y al descubrirlos amargos, sabrás que aunque la vida sabe menos dulce sin
ella; aún te sabe bien estar viva.
Tomarás los días de sorbo
en sorbo y de trago en trago; tal vez se atorarán en el nudo de tu garganta,
pero con ello te irás llenando de nuevo por dentro.
El aire matutino te
parecerá sofocado de ausencia, asfixiante, letal; pero al inhalar desde lo
profundo de las entrañas, notarás que su esencia aún permanece y querrás sentir
su aroma en cada aliento de tu jornada, entonces, tu respiración será como un
dulce alivio para tus heridas.
Algunas noches te
sentirás desolada y sin fuerzas, pero la luna te recordará que ninguna
oscuridad es tan profunda y esperarás la luz del sol con la certeza de que en
alguna estrellita del cielo alguien te manda su amor.
Buscarás en el amigo tu
mejor ungüento y su amor calmará tu pena; ya sea con la palabra adecuada o con el
silencio perfecto, ya sea compartiendo la risa o compartiendo el llanto, ya sea
cobijándote en el abrazo o empujándote a vivir de nuevo.
Y en los días en que tus
pies se arrastren desganados, no te detendrás; por el contrario apurarás el
paso hacia donde la gracia de Dios te alcance y si desfalleces solo grita con
tus últimas fuerzas, que Él vendrá a tu rescate.
Y así, has de vivir un
solo día a la vez, descubriendo paso a paso como aliviar la tristeza, porque
aunque la extrañarás por siempre, te dolerá cada día un poco menos e irás
asumiendo esta separación temporal, siempre con nostalgia, pero cada día con
más esperanza.
Has de vivir un solo día
a la vez, hasta que sus recuerdos ya no pesen en tu memoria, su amor no sea lastre sino impulso y tu duelo
se convierta en homenaje; entonces, saberla lejos te arrancará inevitablemente una
lágrima, pero habrás conquistado la paz, esa que solo tienen quienes viven un
solo día a la vez.
1 comentario:
"su amor no sea lastre sino impulso"
eso es hermoso y algo que espero pronto llene tu corazòn , animo!
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